Quizás a alguien le esté pasando lo mismo...

Esta no es mi historia, ni mucho menos. Aquí sólo plasmo mis pensamientos más sentidos y , a veces, más irracionales. La historia de mi vida ya os la contaré en otro momento.






sábado, 29 de septiembre de 2012

Complejidad absoluta de mujer.


Es que nunca llegarás a entenderme, mi vida es una auténtica montaña rusa, una locura de vida. Escéptica, antojadiza, caprichosa, egoísta, soñadora, Vital. No sabes cuánto me encantaría que me conocieras, de cerca, que me exploraras, me investigaras, me encontraras cura, que al menos intentaras darme una solución.


Eras lo que mas quería

Hoy te echo muchísimo de menos, a ti, a tus abismales ojos. Hoy echo de menos todo eso que no nos dijimos, tu espalda, aquella que podía convencerme de que todo sería diferente, la que me hacía grande. Me arrepiento de ser como soy, es decir, de no ser lo que esperabas, de haberme callado tantas cosas que te hubieran hecho conocerme por dentro. Y es que tu tienes esa magia, mi fórmula, mi perfecta ecuación, cuanto me gusta perderme en tu risa, la que tan poco te gusta. Tú despertaste eso en mi, eso que andaba escondido, a la espera, tu complejidad me subestimaba cada segundo y eso nos hacía tan especial.

jueves, 27 de septiembre de 2012

En lugares y momentos como este.

Hoy hace frío sin tus brazos. Cada vez que te vas llega el invierno y necesito la calidez de tus ojos para aguantar este corazón bajo cero. He intentado inventarte el el humo del café, ése que quema por dentro, incluso te he buscado en todas las gotas de lluvia que han caído en el retrovisor de mi vida. He puesto tu nombre al viento, el que se cuela entre los dedos y te cala los huesos. Por más que lo he intentado, nada. Y yo aquí, que sólo quiero ser tu anticiclón.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Érase un nunca.

Estúpida, yo misma, pero estúpida. Y tú, el egocentrismo en persona, irresistible pero egoísta. Me gusta creer que eres diferente, y que acabarás con la maldición de estas páginas sin destinatario, me asusta esa tormenta que despiertas en mi interior, esa forma de mirar tan tuya y me asusta creerte al cincuenta por ciento, siento que no me buscas por mucho que yo quiera que me encuentres. Me debo una disculpa a mi misma por darte nombre.