Quizás a alguien le esté pasando lo mismo...

Esta no es mi historia, ni mucho menos. Aquí sólo plasmo mis pensamientos más sentidos y , a veces, más irracionales. La historia de mi vida ya os la contaré en otro momento.






viernes, 27 de febrero de 2015

Y yo no lo sabía.

Hubo una vez que me quise. Y resulta que cuando me quiero es cuando no estoy en mí. Me resulta tan difícil reconocerme las virtudes y tan fácil destruirme en un minuto. Me paso los días y las oportunidades huyendo por miedo. Me tengo miedo. He aprendido que el mañana es demasiado tarde, pero eso debí haberlo pensado ayer, cuando para mí todavía era demasiado pronto. Y aún así parece que eso que otros llaman destino y yo llamo circustancia quieren que sangre remordimiento un poco más. Todavía no estoy curada de mí y ya busco otra piedra con la que hacerme daño. Empiezo a creer que merezco todas estas decepciones para aprender a no decepcionarme cada vez que abro la boca o cada vez que respiro. No se que espero de mí cuando no espero nada de nadie. Soy una puta contradicción. O quizás sólo sea un pez en busca de un mar en el que liberarse.

lunes, 9 de febrero de 2015

Because I'm rare.

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Porque en mi siempre hace frío y está oscuro. Tengo por himno la desconfianza y la inseguridad. Y al mismo tiempo estoy segura de que habrá un día en el que amanezca y sienta el sol.





Necesitar, sobre todas las cosas.


¿Por qué?
La pregunta estrella de mi vida. La interrogación a la que yo misma privo una respuesta.  Necesito verano aunque deteste el calor. Necesito otoño aunque me deshoje por dentro. Necesito invierno aunque los huesos me quiebren.Necesito primavera aunque me escuezan los ojos. Necesito vivir aunque me empeñe en no saber. Ni aprender.

Necesito dejar de culparme. Necesito dejar de excusarme en el mañana. Necesito confiar en el hoy. En mi. En las personas. Necesito darme una oportunidad. Necesito dejar de hablar de oportunidades. Necesito no pensar en perder. Ni en ganar. Necesito no ser tan idiota. Tan desconfiada. Tan mía. Tan frágil. Tan soñadora. Tan incoherente. Tan monótona. Tan rara.

Necesito dejar de crecer entre obsesiones. Entre manías. Entre auto-críticas que no son objetivas. Porque me juzgo y a la vez me convierto en víctima y en verdugo de mi propia inseguridad. Porque me asfixio con las manos y me oxigeno con la imaginación. Porque me digo no quiero y lloro por quererlo. Porque me asusto y me convenzo. Porque llevo todo este tiempo sin saber de qué trata esta mierda del juego de la vida, huyendo de los errores, llenándome los pulmones de decepción, comiendo de mi propio remordimiento y mordiéndome las yagas para hacerme sangre.

Joder, ya basta. Ya basta de mirar horas, de apurar momentos, de recordar gilipolleces en las que la mayor gilipollas fui yo. Ya basta de soñar sin dormir, de revivir en cada neurona del recuerdo el momento en el que me jodí, de cierto modo, el presente. Ya basta de ser siempre la que se muerde la cola. Me gasto el tiempo en atar cabos que no siguen sueltos. Me gasto a mi misma en desconfiar de todos, de todo, de mi. Tengo una venda puesta por mis propios consejos. Tengo una en los ojos y otra en la boca. Y mil alfileres en el corazón, apretándolo, encogiéndolo cada vez más. Y susurrándome a grito seco que soy tan gilipollas que me llevo toda la vida viviendo de los ''quizás'', y cuando uno se convierte en ''seguro'' no paro hasta encontrarle la coma.