Quizás a alguien le esté pasando lo mismo...

Esta no es mi historia, ni mucho menos. Aquí sólo plasmo mis pensamientos más sentidos y , a veces, más irracionales. La historia de mi vida ya os la contaré en otro momento.






miércoles, 28 de octubre de 2015

De nada.

Empezaré diciendo que soy tan ilógica como un brote de calor en Diciembre. Que no me entiendo. Que a veces no quiero entenderme. Que otras tampoco me quiero. Que me asusto de la luz y me agobia el apagón en la mente. Consumista del pesimismo y antisistema de la racionalidad. Entre razón y corazón me quedo con lo que me hace dudar. Dudar hasta de mi propio sistema anticuerpos.
De nada me sirve darme ánimos si mi mano izquierda juzga lo que hace mi derecha. De nada, vida, por ser tu entretenimiento continuo. De mucho me debo por todo lo que no me he permitido. De mi incongruencia a mi invisibilidad hay solo medio paso. Y de escribir esto a decirlo hay todo un abismo.

domingo, 11 de octubre de 2015

Palmeras.

El gris. Un color alegre, porque la alegría no siempre significa luz. Quién nos dijo que las sombras no fueron luces que deseaban arder en otra realidad.



sábado, 10 de octubre de 2015

Suspiro.

A veces te sorprende el frío en mitad de un incendio mental. A veces te provoca rechazo el ahora. Ojalá la tormenta sepa volver a casa. Lluvia, dudas, inseguridad, más lluvia.




lunes, 21 de septiembre de 2015

Aunque fuera hasta diez-

Ojalá pudiera contarle a alguien que no tengo nada que contar. Que no tengo nada que aportar. Alguien que contara conmigo, aunque fuera hasta diez.

Siempre en las sombras, pero nunca a oscuras. Siempre buscando luz, pero nunca dispuesta a darla. Tanto miedo al verbo querer y tanta desidia a la dependencia. Tantas cosas por decir y tanto miedo a la incomprensión. No creo hablar el mismo idioma que alguien. No creo en nadie. Visión herética de un sentimiento que atenta contra la razón. No se trata de estar cuerdos. Se trata de que no si no se está no se existe. También se trata de dejar de arañar la herida para comprobar que sigue sangrando. Que te sigue sangrando el vacío. Que sigues negando tener algo con qué llenarlo. También hay recipientes hechos para nunca llenarse.

sábado, 28 de marzo de 2015

Atreverse.



Cuando aprendes a exprimir todo el vacío, aprendes a disfrutar de la vida. Cuando la vida no se mide en momentos. Sino en consciencia de estar viviendo. Y saber que la vida es una. Y saber que la vida no espera a nadie, aunque tu esperarías mil vidas por alguien. Cuando el vacío no se llama ''vacío'' sino ''necesidad de vaciarte para volver a llenarte. Esta vez llenarte de aire nuevo, fresco, limpio. Llenar es un verbo sobrevalorado. Y cuando la vida son dos alas que brotan con cada instante de euforia. Cuando la vida son dos alas que se despluman con cada decepción. Vaciar es un verbo infravalorado.

Hablar de la vida, la felicidad y el amor está sobrevalorado. Vivir enamorado de la vida y feliz está infravalorado.
Hablar
Vivir
Vaciar
Llenar
Amar
Pero siempre felices.

sábado, 21 de marzo de 2015

A-normal.


Todo tan irónico y surrealista que no me extrañaría escupir ojos mientras trago suposiciones.



viernes, 27 de febrero de 2015

Y yo no lo sabía.

Hubo una vez que me quise. Y resulta que cuando me quiero es cuando no estoy en mí. Me resulta tan difícil reconocerme las virtudes y tan fácil destruirme en un minuto. Me paso los días y las oportunidades huyendo por miedo. Me tengo miedo. He aprendido que el mañana es demasiado tarde, pero eso debí haberlo pensado ayer, cuando para mí todavía era demasiado pronto. Y aún así parece que eso que otros llaman destino y yo llamo circustancia quieren que sangre remordimiento un poco más. Todavía no estoy curada de mí y ya busco otra piedra con la que hacerme daño. Empiezo a creer que merezco todas estas decepciones para aprender a no decepcionarme cada vez que abro la boca o cada vez que respiro. No se que espero de mí cuando no espero nada de nadie. Soy una puta contradicción. O quizás sólo sea un pez en busca de un mar en el que liberarse.

lunes, 9 de febrero de 2015

Because I'm rare.

:

Porque en mi siempre hace frío y está oscuro. Tengo por himno la desconfianza y la inseguridad. Y al mismo tiempo estoy segura de que habrá un día en el que amanezca y sienta el sol.





Necesitar, sobre todas las cosas.


¿Por qué?
La pregunta estrella de mi vida. La interrogación a la que yo misma privo una respuesta.  Necesito verano aunque deteste el calor. Necesito otoño aunque me deshoje por dentro. Necesito invierno aunque los huesos me quiebren.Necesito primavera aunque me escuezan los ojos. Necesito vivir aunque me empeñe en no saber. Ni aprender.

Necesito dejar de culparme. Necesito dejar de excusarme en el mañana. Necesito confiar en el hoy. En mi. En las personas. Necesito darme una oportunidad. Necesito dejar de hablar de oportunidades. Necesito no pensar en perder. Ni en ganar. Necesito no ser tan idiota. Tan desconfiada. Tan mía. Tan frágil. Tan soñadora. Tan incoherente. Tan monótona. Tan rara.

Necesito dejar de crecer entre obsesiones. Entre manías. Entre auto-críticas que no son objetivas. Porque me juzgo y a la vez me convierto en víctima y en verdugo de mi propia inseguridad. Porque me asfixio con las manos y me oxigeno con la imaginación. Porque me digo no quiero y lloro por quererlo. Porque me asusto y me convenzo. Porque llevo todo este tiempo sin saber de qué trata esta mierda del juego de la vida, huyendo de los errores, llenándome los pulmones de decepción, comiendo de mi propio remordimiento y mordiéndome las yagas para hacerme sangre.

Joder, ya basta. Ya basta de mirar horas, de apurar momentos, de recordar gilipolleces en las que la mayor gilipollas fui yo. Ya basta de soñar sin dormir, de revivir en cada neurona del recuerdo el momento en el que me jodí, de cierto modo, el presente. Ya basta de ser siempre la que se muerde la cola. Me gasto el tiempo en atar cabos que no siguen sueltos. Me gasto a mi misma en desconfiar de todos, de todo, de mi. Tengo una venda puesta por mis propios consejos. Tengo una en los ojos y otra en la boca. Y mil alfileres en el corazón, apretándolo, encogiéndolo cada vez más. Y susurrándome a grito seco que soy tan gilipollas que me llevo toda la vida viviendo de los ''quizás'', y cuando uno se convierte en ''seguro'' no paro hasta encontrarle la coma.